IBS

El síndrome de hipersensitividad visceral (o IBS) es un conglomerado
de síntomas que no tiene una clara explicación desde el punto de vista
anatómico o metabólico. Esto quiere decir que los exámenes de
laboratorio, radiología y endoscópicos que usualmente los médicos
ordenan, son todos normales. A pesar de esto, el paciente sigue
experimentando síntomas reales y molestosos como dolores
abdominales, sensación de llenura, gases, diarrea, estreñimiento,
cambios en los hábitos de evacuación y malestar general. La
explicación está probablemente a nivel microscópico en las moléculas
y los receptores que transmiten las señales entre las células del
sistema digestivo y el sistema nervioso central. Parece ser que las
señales del tracto gastrointestinal se amplifican cuando van de camino
al cerebro y éste las malinterpreta como si fueran avisos de problemas
intestinales y responde al mismo nivel de alarma, provocando los
síntomas antes descritos.

Aunque no es la causa del problema, el estrés parece agravar esta
condición, así que un paciente que puede manejar bien su
medioambiente, tiene mejores probabilidades de controlar más
eficientemente su IBS. Se ha visto que los síntomas pueden aparecer
por tiempos y luego desaparecer, pero no hay manera de predecir el
patrón que va a seguir. Como no podemos arreglar la causa de esta
condición, porque no la conocemos, nos tenemos que limitar a
controlar los síntomas. Para ello se recomienda una alimentación alta
en fibra, acompañada de mínimo 2 litros de agua al día y dependiendo
del tipo de problemas que tenga, se le puede recomendar laxantes,
anti-espasmódicos, medicamentos para la diarrea e incluso
anti-depresivos en dosis bajas para modificar la sensitividad de su
sistema gastrointestinal. Aparte del tratamiento, su gastroenterólogo
también se asegurará de descartar otras condiciones que se puedan
asemejar, por lo que siempre se recomendará un panel básico de
laboratorios, algunos estudios de radiología y los procedimientos
endoscópicos necesarios.